Cómo lavar la seda
Ya se trate de una prenda de vestir, de una cortina o de ropa de cama, la seda siempre debería ser lavada a mano, aunque las indicaciones de fabrica permitan el uso de lavarropas, pues con el lavado a mano se permitirá dar un trato mucho más suave y cuidadoso a este frágil tejido, para el que debe utilizarse agua tibia, champú para bebés a modo de detergente y aromatizante, y una barra de jabón neutro.
Luego de lavar prendas de seda normalmente, puedes preparar su enjuagado con agua enriquecida con un poco de vinagre blanco, que no solo permitirá eliminar cualquier rastro de suciedad, sino que también quitará los restos de jabón, evitando que la seda se oxide o deteriore durante el proceso de secado. Además, puedes añadir un poco de acondicionador para el cabello para acentuar la característica sensación de suavidad y ligereza de la seda, así como para aromatizarla.
Secar la seda
Cuando vayas a secar prendas de seda, lo primero que debes evitar es retorcerla para quitarle la mayor cantidad de agua. En cambio, puedes presionarla suavemente de a pequeñas zonas para que escurra, y cuélgala a la sombra para que se seque de forma natural.
Ten en cuenta que para el secado no se recomienda el uso de ningún aparato, ni de exponer la seda a la luz directa del sol, pues de ser así las fibras del tejido podrían verse dañadas y presentar resquebrajaduras en el futuro, además de perder el color.
Planchado de la seda y quitado de arrugas
Como cualquier tejido, también la seda puede presentar arrugas, pero al tratarse de un material tan plástico y moldeable, las arrugas resultan muy fáciles de quitar.
En primer lugar, puedes probar con mantener la prenda colgada prolijamente durante toda la noche, o colgarla dentro de un forro para ropa mientras te das una ducha, ya que de esta forma el vapor y la humedad del baño permitirán que las fibras de la seda se ablanden y se restituya la superficie lisa.