Hoy en día, existen gran variedad de materiales confortables para fabricar frazadas, de distinto peso y densidad. Estas características, precisamente, son las más valoradas al momento del descanso, pues muchas personas sienten agobio al cubrirse con materiales pesados y otras los prefieren porque los ayuda a conciliar un sueño más profundo.
Para que todos duerman confortablemente, las frazadas de algodón, de lana y las de piel responden, cada una a su manera, a esas preferencias.
Polar:
Por su liviandad y porque ocupa muy poco espacio al momento de guardarlas, las frazadas de polar son las más elegidas. Imitan a las de lana, pero están compuestas por fibras sintéticas (100% poliéster). Son muy abrigadas y mantienen la temperatura del cuerpo. Por su textura y sus variados colores, suelen usarse también como pie de cama. Hay que tener la precaución de elegir las que no se apelotonan ni desprenden pelusas.
Lana:
Las frazadas de lana son las más duraderas y flexibles, pero son también las más pesadas. Por su elasticidad, mantienen su suavidad y sus formas por muchos años. Además, alejan la humedad y brindan una agradable sensación de calidez.
Símil piel:
Es un material ecológico que imita la piel de animales, pero es 100% de algodón. Las frazadas de símil piel son muy abrigadas, sin pesar demasiado. Es una opción intermedia entre el peso de la lana y el del polar.