Ambas cortinas, con o sin revestimiento, satisfacen las necesidades de cada habitación y de la ventana, veamos cuales son las diferencias entre las dos:
Cortinas con forro o forradas
Este tipo de cortina son ideales para:
– El aislamiento: las cortinas forradas ayudan a evitar los corrientes de aire, mientras que atrapa el calor del interior de la habitación.
– La protección: las cortinas con forro dan un mayor nivel de resistencia frente a la intensa luz solar que puede contribuir al deterioro del material con el paso del tiempo.
– Las barras de las cortinas: las cortinas forradas tienen un mayor peso, lo que permite pasar mejor el tipo de enganche por la barra.
Se recomienda, generalmente, las cortinas forradas para los meses de invierno, ya que recogen más la habitación y la hace más acogedora. Tejidos gruesos como el terciopelo son los más de moda en esta época de frio.
Cortinas sin forro
Las cortinas sin forro o ligeras son ideales para:
– El fácil mantenimiento: las cortinas sin forro son muy fáciles de limpiar en casa, sin necesidad de lavarlas en seco.
– Mantener la habitación fresca: la ligereza de estas cortinas, permiten que el aire pasa fácilmente través de ellas. Esto es ideal para mantener fresca la habitación durante los meses de verano.
– Lograr un aspecto más ligero: las cortinas sin forro permiten que la luz pase a través de ellas, lo que le da un aspecto más ligero, ideal para los espacios más pequeños.
Se recomienda las cortinas sin forro o muy ligeras para la época de verano. Los visillos, tul o seda son algunos de tejidos empleados en las cortinas sin forro.